Muchas veces el solo pensar que no sé qué hacer, me causa terror.
En muchos momentos dramáticos de mi vida pienso que está en mí arreglar una situación, tomar una decisión decisiva, que se me ocurra ese consejo perfecto que me pide una amiga, una frase que consuele a un ser querido o decirme a mí misma algo que me reconforte y me haga confiar en que si en este momento no poseo la claridad necesaria para afrontar una decisión, no quiere decir que nunca la llegaré a tener.
Desde que aprendí a anteponer la expresión “en este momento” a aquella frase que tanto miedo me causaba, hubo un cambio importante.
“En este momento no sé”.
Esto lo aprendí una vez que me encontraba en este espacio al que yo llamo el de “No Saber”, cuando una de mis maestras me dijo: “No podemos forzar a que se nos ocurra algo nuevo, si no se te ocurre, es porque no se te tiene que ocurrir en el momento que tu decidas. Esa nueva idea, esa solución que estás buscando llegará a ti cuando tenga que llegar, desde la calma, no antes.”
Recordé esta enseñanza cuando en estos días un compañero de trabajo me preguntó cuál iba a ser mi respuesta a una situación que debíamos resolver, a lo que yo le contesté “No lo sé aún”. Al otro día me volvió a hacer la misma pregunta y le dije: “Te contesté, te dije ayer que no sabía todavía lo que iba a decidir”, y con un gesto de asombro me preguntó si eso era una respuesta válida.
Cuando más forzamos nuestra mente a que se nos ocurra la solución que buscamos, más ruido creamos, nos llenamos de preocupación, de frustración por algo que en ese instante no está bajo nuestro control. Eso fue lo que nos enseñaron, teníamos que saberlo todo, adelantarnos a lo que podría pasar, tener en cuenta todos los escenarios posibles para poder reaccionar en caso de …
He llegado a reconocer esos estados en los que la incertidumbre acapara mis pensamientos, nublando mis posibilidades. Cuando esto sucede, con compasión a mi misma entro en ese espacio de “No Saber”, lo noto, lo abrazo, sin culpa, sin juicios, teniendo la certeza que mi sabiduría interna, mi inspiración y creatividad innata fluirán desde el amor y no desde el miedo, guiándome a encontrar esas respuestas.
Como muchas otras emociones que son parte de mi diseño como ser humano, sé que volverá y esperaré confiada mis espacios de “No Saber”.